En el centro del gran mercado competitivo televisivo de EE.UU., se hace un hueco PBS (Public Broadcasting System), una corporación privada si ánimo de lucro que distribuye producciones de interés educativo y cultural a todos los canales públicos estadounidenses con licencia de emisión de programas educativos. Su finalidad: informar, motivar y educar. Nada que se salga de aquello que toda productora o cadena debería de tener por principios. PBS ha puesto en marcha iniciativas destinadas a canales y públicos concretos, como el PBS Kids para niños en edad preescolar, y mantiene una coordinación con el sistema educativo a través de las webs a fin de suministrar ayudas tutoriales y materiales complementarios.
También sirve programas destinados a la población adulta con una programación de apoyo a la formación permanente de tosos los ciudadanos con iniciaticas como The Business Channel, a fin de proporcionar formación específica a profesionales.
Por supuesto, no hay que olvidar al ya mencionado CTW (Children's TV Workshop), taller de producción de programas para niños de todas las edades como Barrio Sésamo; 3, 2, 1 contacto; Ghost Writer, etc.
Agustín García Matilla también subraya en su libro, el sistema de financiación de la televisión pública norteamericana y su originalidad pues se basa en las aportaciones de fundaciones, empresas y particulares.
Sin salir de la misma zona geográfica, el caso de Canadá es todo un ejemplo a seguir pues sus televisiones de ámbito regional y local son un ejemplo de la denominada televisión de acceso, que da a las organizaciones cívicas y sociales la oportunidad de utilizar la televisión como un medio de participación. Este es el caso de TV Ontario, cadena regional de dos canales, uno anglófono y otro francófono, ambos con programas educativos insertos en un concepto de cultura local. Lo mismo ocurre con Canal Saber, en Vancouver o Télé Québec.
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